Los últimos meses se han caracterizado por una especie de guerra fría en un continente llamado “Educación a Distancia” y cuyos residentes padres, maestros, estudiantes, directores escolares, profesores, etc. no cesan de mirar con cierta desconfianza al otro a quien han convertido en su oponente. Mucho se había anunciado el cambio en el proceso educativo y tal parece que el cuento de “Ahí viene el lobo” se convirtió en realidad.
Desde hace años se comentaba por lo alto y bajo que era necesario atemperar la educación a los cambios actuales a nivel mundial. Sin embargo, todos creyeron que ese momento no llegaría jamás y hoy en cierta medida y producto de ese pensamiento, hemos tenido eso que he llamado una guerra fría entre todos los que intervienen en el proceso educativo. Si bien es cierto que no podemos afirmar que todas las personas tienen acceso o dinero para tener internet en su casa y una computadora, no es menos cierto que son muchas las personas que han desviado sus prioridades y no han asumido la responsabilidad de irse preparando para esta nueva realidad que se observaba desde lejos.
La familia tiene la responsabilidad de educar en valores, fomentar la disciplina, crear cierta estructura y el desarrollo de muchas destrezas sociales en adición a brindar amor, alimentos, seguridad y cuidados de salud. No se puede pretender lanzar sobre los maestros la responsabilidad de educar a los niños tecnológica y académicamente y en adición enseñarles que se dice buenos días, buen provecho, no se toma lo ajeno, no se dicen palabras soeces, se hacen las tareas, no se debe copiar del compañero en un examen etc. Tampoco se puede pretender que la universidad asuma la responsabilidad total de educar y ayudar a sus estudiantes al desarrollo de destrezas mínimas como lo son enviar un correo electrónico o crear una cuenta de Gmail. Mucho menos se puede pretender crecer como país, si las empresas no pueden recibir de nuestras escuelas y universidades, el recurso humano preparado para desenvolverse en el entorno laboral actual. Un recurso humano que no solamente sepa sumar y restar, sino que además sea capaz de hacer buen uso del lenguaje, mantener una interesante e inteligente conversación, tomar decisiones y asumir riesgos, trabajar en equipo y otras tantas cosas más.
Estamos ante un momento crucial y de lo que hagamos ahora dependerá el futuro del país. Si cada uno de nosotros asume su responsabilidad en el proceso educativo sin importar el nivel, podremos ayudar a garantizar que se generen empleos y que podamos suplir el recurso humano necesario. Podremos contribuir a que nuevas empresas vengan a operar desde aquí, que la economía aflore para todos y que las familias puedan continuar unidas en su país de origen.
Hemos atravesado momentos muy difíciles y las familias en muchos casos se han visto fracturadas. Sin embargo, hoy debemos asumir el reto de con valor hacer frente a lo que tenemos. Esperar que el gobierno pasado, actual o futuro transforme nuestra realidad y nos devuelva bienestar y abundancia no necesariamente es una alternativa. Dicen que si se tienen limones hay que hacer limonada y eso es lo tenemos que hacer, transformar y crear una nueva realidad con los recursos disponibles.
Invito a la reflexión a todos padres, maestros, estudiantes, directores escolares, profesores y demás miembros de la comunidad educativa. Si cada cual hace lo que le toca, el otro no recibirá sobrecarga en sus hombros. Tal vez no contamos con todas las herramientas, pero con las que tengamos intentemos hacer lo mejor posible. Estoy segura de que podemos hacerlo y que más pronto que tarde, veremos la recompensa por este esfuerzo.
Como siempre… Emprende hoy, lidera tu cambio, inicia tu transformación, ten éxito y vive feliz. Agradezco tu apoyo. Sígueme en FaceBook, Twitter y Pinterest como Coach Maribel Aponte.
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