Compras compulsivas y depresión: Un círculo vicioso que necesita romperse
La depresión es una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo, y sus efectos pueden manifestarse de formas sorprendentes y a menudo poco reconocidas. Una de estas manifestaciones es el impulso de realizar compras compulsivas como una forma de hacer frente al malestar emocional. Es una forma de canalizar el estrés, la ansiedad y la depresión, emociones cada vez más comunes. Para muchos, recurrir a las compras puede convertirse en un mecanismo de afrontamiento temporal, una forma de escapar de las emociones negativas obteniendo una sensación fugaz de placer y satisfacción. Sin embargo, este comportamiento, conocido como «compra compulsiva», puede tener graves consecuencias financieras y emocionales.
¿Cómo funciona?
La compra compulsiva se caracteriza por una necesidad irresistible de comprar, a menudo sin tener en cuenta las necesidades reales o la capacidad económica. Las personas que la padecen suelen sentir una euforia inicial al realizar la compra, pero luego experimentan culpa, vergüenza e incluso remordimiento.
Las emociones detrás de las compras
Cuando la depresión se apodera de nosotros, puede parecer que estamos luchando en un mar de emociones difíciles de manejar. En ese estado, buscar alivio se vuelve una prioridad, y para algunas personas, ese alivio viene en forma de compras. Sin embargo, esta solución temporal puede convertirse rápidamente en un ciclo destructivo. Las investigaciones sugieren que la compra compulsiva está estrechamente relacionada con la depresión. Un estudio publicado en el Journal of Consumer Research encontró que las personas con síntomas depresivos tenían más probabilidades de participar en compras impulsivas y de gastar más dinero del que podían permitirse.
¿Qué dicen los expertos?
Las compras compulsivas pueden ser una respuesta a una variedad de factores relacionados con la depresión. Desde la búsqueda de una gratificación instantánea hasta el intento de llenar un vacío emocional, el impulso de comprar puede estar impulsado por una serie de necesidades no satisfechas. La compra compulsiva puede ser una forma de automedicación para las personas que están deprimidas. El acto de comprar puede liberar dopamina, un neurotransmisor que produce sensaciones de placer y recompensa. Sin embargo, este efecto es temporal y, a la larga, la compra compulsiva puede empeorar la depresión al aumentar la deuda, el estrés y los sentimientos de vergüenza.
¿Qué se puede hacer?
Aunque puede parecer abrumador, es posible superar las compras compulsivas relacionadas con la depresión. Con el apoyo y las estrategias adecuadas, se puede romper el ciclo destructivo y recuperar el control sobre la propia vida.
Es importante aprender a reconocer las señales de alerta y buscar ayuda cuando sea necesario. La terapia cognitivo-conductual puede ser especialmente efectiva para abordar tanto la depresión como los problemas de control del gasto identificando las causas subyacentes de tu comportamiento para así desarrollar estrategias para afrontarlo de manera saludable.
Aquí hay algunos consejos adicionales que pueden ayudarte:
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- Establece un presupuesto y cíñete a él.
- Evita ir de compras cuando te sientas estresado o deprimido.
- Deja las tarjetas de crédito en casa.
- Busca actividades alternativas para disfrutar de tu tiempo libre, como hacer ejercicio, pasar tiempo con amigos o familiares o practicar un hobby.
- Recuerda que las compras no solucionan tus problemas a largo plazo.
Todos en algún momento hemos aliviado una tristeza con un regalito. Sin embargo, cuando es recurrente el realizar compras para sentirnos mejor, la cosa no pinta bien. Recuerda que no estás solo. La compra compulsiva es un problema común que se puede superar con la ayuda adecuada.
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